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miércoles, 12 de diciembre de 2007

MR. BROOKS

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Dirección: Bruce A. Evans.

País: USA.

Año: 2007.

Duración: 120 min.

Género: Thriller.

Interpretación: Kevin Costner (Mr. Brooks), Demi Moore (Tracy Atwood), William Hurt (Marshall), Dane Cook (Smith), Marg Helgenberger (Emma Brooks), Ruben Santiago-Hudson (Hawkins), Danielle Panabaker (Jane Brooks), Aisha Hinds (Nancy Hart), Lindsay Crouse (Lister), Jason Lewis (Jesse Vialo), Matt Schulze (Thorton Meeks).

Guión: Bruce A. Evans y Raynold Gideon.

Producción: Kevin Costner, Jim Wilson y Raynold Gideon.

Música: Ramin Djawadi.

Fotografía: John Lindley.

Montaje: Miklos Wright.

Diseño de producción: Jeffrey Beecroft.

Vestuario: Judianna Makovsky.

Estreno en USA: 1 Junio 2007.

Estreno en España: 5 Diciembre 2007.

 

brooks1 Mr. Brooks es un hombre torturado incapaz de controlar sus emociones. Tiene una mitad diabólica, un álter ego amante del asesinato y el caos. La detective Atwood es una experimentada investigadora cuya devoción por su trabajo capta la atención y la admiración del asesino que esconde Mr. Brooks.

 

CRÍTICA por José Arce

Kevin Costner lleva ya bastante tiempo vagando en un limbo profesional del que no parece que vaya a salir, al menos a corto plazo. De trabajar con un puñado de grandes directores y protagonizar no pocas producciones estimables ha pasado a ser una estrella oscilante, que de vez en cuando despunta con alguna participación estimable pero que no acaba de convencer a nadie. "Open range" (2003) fue su última gran aportación al séptimo arte, mientras que la olvidable "The guardian" (2006) supuso un postrero paso más en su dudosa trayectoria de los últimos años. Ahora regresa enfrascado también en las labores de producción de este mediocre thriller bipolar, acompañado de Demi Moore, decadente astro que vive del recuerdo de tiempos mejores.brooksposter

Earl Brooks (Costner) tiene todo lo que un hombre de mediana edad puede desear. Ha triunfado en el mundo de los negocios, tiene una hermosa mujer que le quiere (Marg Helgenberger), y una hija un tanto díscola (Danielle Panabaker) que le adora. Pero también tiene una adicción: matar. Sus impulsos sicóticos vienen dictados por su lado oscuro, a quien percibe como un ente físico y real, hasta el punto de que tiene su propio nombre, Marshall (William Hurt), y de cuya mano sacia sus necesidades homicidas, que le alivian sobremanera. No asesina por placer —de hecho es frío y mecánico en sus ejecuciones, y goza más contemplando las fotografías de sus crímenes que del propio hecho en sí—, sino porque está enfermo, lo necesita. Lleva dos años limpio, acudiendo a reuniones de adictos anónimos para desahogarse. Pero Marshall le convence de que satisfaga su hambre una última vez… “Mr. Brooks” tiene un arranque ejemplar, una presentación del personaje central que le viene a las mil maravillas a un Costner ya entrado en la madurez, a quien su atractivo natural le ayuda a meterse en la piel del triunfador que da título al film. Acompañarle durante el primer asesinato es escalofriante por la naturalidad con la que el actor se hace con su rol, anticipando una trama emocionante y tensa, pero, por desgracia, la narración empieza a tambalearse cuando Thorton Meeks (Matt Schulze) entra en escena. Y lo hace a los diez minutos de proyección.

  La película da la impresión de querer contarnos un montón de cosas en un metraje de dos horas. Los acontecimientos se suceden sin parar, y el trabajo realizado para presentarnos al protagonista se diluye ante el aluvión de secundarios que surgen por doquier, cada uno de ellos con una historia propia aún más esquizofrénica que la del torturado eje de la trama. Así, Demi Moore (la obstinada Tracy Atwood) tiene su propio asesino en serie que la atormenta sin cesar, a lo que hay que unir su duro pasado, su divorcio presente y sus roces con el resto de compañeros del cuerpo de policía; la hija de Brooks está en plena crisis adolescente, abandona los estudios y quiere la empresa, por no hablar de que es posible que esté heredando la “enfermedad” de su padre —¿a quién se le ocurrió esa idea?—; Marg Helgenberger es una esposa querida pero ninguneada, paseando sin demasiada determinación por un torbellino argumental que parece quedarle grande; y Meeks está tan loco o más que el objetivo de su chantaje, un cobarde vicioso que convierte la herramienta de la probabilidad en propia víctima casual de lo que acontece… En definitiva, demasiadas circunstancias, situaciones y relaciones para asimilarlas en un visionado corriente, transformando en pulpa la veracidad de lo que sucede ante nosotros.

Lo mejor de todo es la relación entre Brooks y su reverso tenebroso, un divertido y solvente William Hurt que ayuda a Costner a sacar lo mejor de sí mismo, crecido ante un actor de talla gigantesca. Además, el protagonista no tiene ningún problema a la hora de integrar la faceta oscura en su actuación, logrando, con natural facilidad, pasar de una presencia a otra ante una platea capaz de creerse lo que el intérprete le ofrece. Pero ante lo apabullante del guión, preñado de narraciones paralelas que se acaban superponiendo entre sí, el conjunto se viene abajo en buena medida, máxime en la parte final en la que tratan de vendernos todo como una treta guiñolesca, que convierte al psicópata en una figura omnipresente que cierra la función con un homenaje —involuntario, a buen seguro— a los mágicos momentos que en la distancia comparten Hannibal Lecter y Clarice Starling. Otra vez será, Kevin.

 

(via labutaca.net)



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